Anoche determinó que Coutinho, Griezmann y Busquets tenían que ir al banquillo. Con Griezmann y Coutinho el equipo tiende a percutir por el centro y el holandés quería activar las bandas para desde allí generar superioridad, desborde y espacios. 1. Osasuna: Sirigu; Buñuel, Oier, Steven, Fuentes; Torres, Fausto, Fran Mérida (Causic, min.79), De las Cuevas, Jaime Romero (Kenan, min.73); y Sergio León (Olivida, min.73). 3 – FC Barcelona: Ter Stegen; Mingueza, Lenglet, Araújo (Umtiti, m.70); Alba (Júnior, m.70), De Jong (Sergio Busquets, m.70), Pedri (Coutinho, m.81), Pjanic, Dest; Braithwaite y Messi. Sergio González había buscado cambiar la dinámica del partido con hasta cuatro cambios, entre los que destacaron la entrada de Toni Villa y Orellana, pero el partido siguió por parecidos derroteros porque el Valladolid no enseñaba demasiadas luces cuando se acercaba a las inmediaciones del área barcelonista. Tres protagonistas merecen las luces de neón. Dispuso un esquema con tres centrales (Mingueza, Araújo y Lenglet) y dos carrileros, Dest por la derecha y Alba, por la izquierda.
En la reanudaciónEl gol multiplicó la fe azulgrana y Dest se estaba hartando a subir y bajar por su carril. No es de extrañar que en esta tesitura Messi viera desmarcado a Dest y lo lanzara para que el lateral centrara para Braithwaite. 0-2, m.35: Braithwaite. 0-3, m.65: Messi. Messi pudo abrir el marcador en dos ocasiones, pero en la primera remató ligeramente desviado y en la segunda Masip mandó a córner su disparo con la punta de los dedos. Le salvó Masip porque Messi se sacó de la manga un remate de primeras tras un servicio en largo. El holandés conectó con el canario y el ex del Las Palmas delineó un servicio de escuela que Messi embocó sin dudar. El presidente Ahmed urgió a aquellos que en su día tuvieron que abandonar sus hogares en las zonas de la capital ocupadas por Al Shabab a no regresar de inmediato.
La guerra estalló en julio y Josep Sunyol, presidente del Barça, fue fusilado ese mismo mes de agosto. No sé si alguien defendió el incremento de la longitud de los pantalones, pero desde luego, lo horrorosos que eran los pantaloncitos ochenteros justifican con creces ese aumento. Era el primer tanto de la temporada del central francés, que necesitaba esa bombona de confianza tras unas últimas semanas en la que había perdido el empaque y la titularidad. Cuando parecía que de repetir el 0-0 de la ida era más una posibilidad, el Barcelona encontró un resquicio en el muro rojiblanco, impecable hasta el momento. Las llegadas de los locales se produjeron tras remates lejanos de Traoré, mientras que los azulgrana tenían el balón y llegaban más sobre el área de Sommer, pese a que su fútbol no era muy fluido. De resultas del saque de esquina y en la segunda jugada Messi centró hacia el corazón del área para que Lenglet cabeceara a la red. El segundo, Pedri, que se entiende a las mil maravillas con el rosarino, recordando aquellas épocas en las que Iniesta o Xavi eran los socios de Messi a la hora de fabricar fútbol caviar. Las camisetas grises no suelen ser muy llamativas en el terreno de juego, pero no me cabe duda de que para la afición será un éxito.
Y acabando por el terreno de juego, donde no aparecieron en el once ni Cristiano Ronaldo (de nuevo suplente) ni Neymar, fugado al PSG y a quien Deulofeu intentó hacer olvidar hoy sin éxito. Un hábitat fenomenal para dos inteligencias futbolísticas como las que representan Pedri, de nuevo lúcido, y Messi, que se movió a sus anchas, que repartió juego, que enseñó motivación, que animó a sus compañeros más jóvenes y al que sólo le faltó el gol en una primera mitad en la que lo bordó. Es la primera vez que Al Shabab se retira por completo de Mogadiscio, con lo que se constata su incapacidad para derrotar al Gobierno pero no despeja el temor a una escalada de ataques de otro tipo. “Creemos que esto puede mostrar al mundo la importancia que tiene LaLiga aquí”, y avisa de que la idea es realizar más producciones de este tipo. Hamina Jama, de 60 años, quien llegó hace poco a este lugar junto a su hija, su yerno y siete niños. Pero poco a poco serenó su juego y se encontró con la grata sorpresa de que el Valladolid no se encerraba atrás, sino que trataba de presionar arriba y descubría su espalda.